Ya es innegable que Boca se muestra con otro rostro. Maquilló los golpes, el semblante deprimido se modificó por uno más sonriente y en sus pómulos tiene la típica pintura de guerrilla. Sebastián Battaglia prepara día a día a un equipo que ya no sólo se destaca por el protagonismo que prometió, sino que también tiene argumentos futbolísticos que le dan forma a esa intención. Esa virtud también se convierte en la capacidad para no derrumbarse y, tal como anoche en el importante triunfo a Godoy Cruz (2-1), revertir historias desfavorables.
Claro que dos meses, el tiempo que transita este nuevo ciclo, es una vara justa para ya conocer de memoria los cambios de un entrenador a otro.